¿Por qué todas las ideas brillantes nos asaltan de casualidad?
Blogario…
Hoy me he levantado temprano para echar la matricula y la beca en la facultad, y ya de paso ir a enterarme de la hora de una signatura de libre configuración en la que me he matriculado.
Pues como de costumbre un despertador no me sirve para nada, lo puse a las nueve y hasta más de las diez no me he levantado. Entre una cosa otra, ducharme, y bajar a la facultad… las once y media.
Hora más bien mala si quieres hacer fotocopias en reprografía porque es el intercambio de clase y hay mucha gente haciendo cola. Después he ido y he echado la matrícula, no han revisado nada, espero que esté todo bien o me llamen pronto para avisarme si tengo que cambiar algo.
Ya tenía cas todo hecho, ahora tocaba enterarse de la hora de la asignatura de libre. Fui al lugar que explicaba en el correo… no había nadie, me recorro toda la planta con departamentos incluidos y nada. Me doy una vuelta, llamo por teléfono (que buenas las promociones otoñales) y vuelvo a ir a ver si hay alguien, nada.
Ya eran las 12.30 y me acordé que a esa hora terminan los de 1º de mi carrera, así que fui a visitarlos que hay algunos a los que hace tiempo que no veo y tenía ganas. Pues llegando al “Severo Ochoa” (el aulario donde tienen las clases) me encuentro a una muchacha que estaba en mi instituto de bachiller, la saludo, le pregunto en que carrera está y se ha metido en la misma que yo.
Llego a la puerta del aulario y me encuentro a los de mi clase del año pasado, me pongo a saludarlos a todos, y cada uno a tirando para su casa porque ya había terminado. La que tenía menos prisa por irse era Gloria, me quedé un rato con ella, la acompañe a detrás de la biblioteca general porque allí la iba a recoger su madre.
De camino estuvimos hablando de las clases y tal (cómo nos gusta a los alumnos criticar a los profesores) salió el tema de física. En ese momento caí en que mi asignatura de libre la daba una profesora del departamento de física, yo conocía a otra y me caía muy bien.
Así que cuando me despedí de Gloria fui al departamento de física de la segunda planta, allí me puse a leer los nombres de los profesores de cada despacho y no encontraba a la profesora que daba mi asignatura, pero cuando la profesora que me cae bien me vio pasar por la puerta de su despacho me llamó y me preguntó a quién buscaba.
Yo le expliqué el caso y me dijo que buscase a la profesora en el departamento de física de la planta baja. Bajé vi la puerta de su despacho abierta, miré dentro y no se la veía. Me di cuenta que la puerta del laboratorio de enfrente estaba abierta así que miré dentro, había una profesora ordenando tarros de productos químicos.
Tenía una pinta desaliñada, al menos esa impresión me dio por su peinado, iba con la bata blanca de la facultad de ciencias y estaba agachada, en cuclillas o sentada en algún taburete, no lo sé bien.
Me preguntó a quién buscaba, le dije que a Juana y me dijo que era ella, y que la hora para fijar el horario eran las 14.30 en el seminario de álgebra.
Al fin conseguí mi propósito después de dar muchas vueltas, gracias a una idea brillante y casual…
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