
Jueves 5 de agosto, otro día de verano en la costa del sol, otro día de calor desmesurado. Las ciudades están llenas del bullicio y de las voces de la gente, esas mismas ciudades que en cualquier otra época del año parecen ciudades fantasmas.
Todos los veraneantes en la playa, tirados al sol, como lagartijas. Todos con el mismo afán de cada verano, ponerse moreno/a el primero/a y al final lo único que consigue la mayoría es quemarse y ponerse rojo como gambas.
Es algo que no comprendo, ¿por qué le gusta tanto a la gente tumbarse semidesnuda al sol y pasar así las horas muertas? ¿Qué ganan con eso? ¿Qué diversión tiene?
Y yo aquí estoy, otro verano más, sin apenas salir de mi pueblo. Por la tele han dicho en las noticias que ha disminuido el número de personas que viajan en sus vacaciones. Yo ningún verano he ido a ninguna parte, este es el primer verano que tengo un “viaje” y menudo viaje… 24h fuera de mi pueblo. Para mi se podría decir que han aumentado.
Pero aún así puedo calificar este verano como uno de los peores de mi vida, y la verdad es que no es mucho peor que los otros, solo cambian dos factores: este año tengo exámenes en septiembre y me había acostumbrado demasiado a lo bueno.
Pero para decir que me he acostumbrado a lo bueno debemos definirlo antes. ¿Qué es lo bueno? Lo bueno es la independencia, el año que he vivido solo en Málaga, para mí eso es lo bueno, podía hacer lo que quisiera cuando quisiera. Me levantaba todos los días a la hora de almorzar, después clase y luego si quería o me daba tiempo podía salir un rato. Y por la noche estar en el ordenador y con Internet hasta que me viniese en gana. La libertad, eso es lo bueno.
Recuerdo con anhelo aquellos jueves hasta las tantas de la mañana en el centro de fiesta, y volver al piso desayunado o desayunar allí antes de acostarme. Tengo ganas de que vuelvan esos tiempos, o que vengan tiempos incluso mejores este año que entra.
Pero mientras espero que el verano llegue a su fin me veo aquí, todas las mañanas levantándome antes de las 7 para hacer cosas, hoy por ejemplo tocó campo.
A las 11 de la mañana, bajo un son abrasador, viendo la tierra desprender todo el calor que se le ha ido acumulando. Y de fondo, como la música que siempre está ahí en cualquier película dándole un énfasis en la ambientación, y en este escenario estival el canto de las cigarras (en mi pueblo son llamadas chicharras, ya os hablaré del vocabulario “Algarrobish” en otra ocasión) aumentan la sensación de calor con su sonido estridente y repetitivo.
Y así he estado ya un mes, un mes de suplicio veraniego. Menos mal que durante este pasado mes he podido escapar alguna tarde y dar alguna vuelta con mis amigos. Pero aún así se sigue echando un poco de menos ciertas cosas y ciertas personas de Málaga y quiero volver para verlas de nuevo.
Ya solo queda un mes para eso, es el segundo mes de verano. El mes del estudio, ahora toca estudiar todo lo que se pueda para tener casi todas aprobadas cuando se termine septiembre al menos esa es mi intención.
¡FELIZ AGOSTO A TODOS LOS QUE NO TENGAN QUE ESTUDIAR!
No hay comentarios:
Publicar un comentario