domingo, 7 de octubre de 2012

Ver salir la luna, el sonido del mar... un beso...


Saber el peligro que tiene una situación, asumirlo creyendo que puedes afrontarlo y al final caer sin remedio.
Eso es lo que me ha pasado la semana pasada.
Creía que sería capaz de afrontarlo sin caer en la tentación, pero se juntaron las estrellas para que fuese el momento propicio y así empezar un nuevo camino. No escaso de baches, pero nuevo al fin y al cabo. Puede que mejor que el anterior, puede que peor. Pero si no lo sigo jamás me podré enterar.
Un paseo, sentarnos a la orilla del mar, ver a la luna salir en el horizonte, el sonido del mar, un beso, un amor adolescente a los 21 años.




Después del primer beso todo empezó, como en un sueño. Besos en las esquinas de las callejuelas de Málaga, con miedo de que nos viese algún conocido. Sonrisas nerviosas. Nuestros corazones que se aceleraban con la pasión de cada momento que pasábamos juntos. Ese amor de adolescentes, sin miedo a nada, con miedo a todo…
Sin saber que nos deparará el futuro, sin saber cómo avanzarán nuestros caminos. Dos caminos que se cruzan, sin saber con seguridad cuánto tiempo seguirán juntos. Dos personas totalmente diferentes cuyos caminos se han unido y ahora deben caminar juntos, para saber que les depara su destino,. ¿seguir juntos? ¿no volver a encontrarse?
El  camino es incierto, y sólo hay una forma de saber a dónde nos lleva. Caminarlo.
Mi camino me ha llevado hasta ti, cógeme de la mano y avancemos juntos, no te puedo prometer que será un camino fácil, lo único que te puedo asegurar es que quiero caminarlo contigo. 

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