lunes, 14 de febrero de 2011

Un San Valentin más lo paso sin pareja y digo que no me importa. Pero, ¿de verdad no me importa?

Si fuese de verdad que no me importase ¿por qué me da tanta rabia ver a las parejas "felices" por el paseo marítimo cargadas de regalos y de flores?

Creo que soy un poco masoquista al respecto. Si no quisiera ver a la gente me habría quedado en mi casa aislado del mundo. Pero no, yo tenía que salir; y peor aún, tenía que salir por el paseo marítimo, para ver a los enamorados frente al mar...

Aún así sigo pensando que es un día sin mucho sentido, una mera patraña para incitar al consumismo y que como ovejas del mismo rebaño todos le hacemos caso. Estos días nos asaltan con publicidad y al final todos (o casi todos) terminamos comprando algo.

Vivan el color rojo y los corazones que en esta época salen hasta debajo de las piedras.
Vivan el consumismo y la sociedad de borregos que hacen todos lo mismo.

En un futuro cuando viva un San Valentin emparejado espero no celebrarlo para así no tener que comerme mis propias palabras.

Y eso que yo me considero romántico y enamoradizo, pero también odio seguir a las ovejas, prefiero ser esa oveja descarriada que sigue su propio camino.

En cuestiones amorosas... enchochamiento indebido y volviendo al pasado...

Ahí se queda todo. Si se hacen las preguntas adecuadas habrá respuestas satisfacctorias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario